El contenido de este blog es meramente metafórico y de recreación. Sin ánimo de ofender, ni de hablar en sentido estrictamente literal.

martes, 9 de septiembre de 2014

Diario de un gato incomprendido 5

Tiempo después...


La vida de un gato es mucho menor que la de una persona. Es algo obvio. Un gato tiene muchos más anhelos en el tiempo en que apenas cursas secundaria. Un gato ya realizó su vida cuando tu apenas asumes la tuya. Esto suponiendo que hayan nacido juntos.
Eso no es obra de la casualidad. Una persona está destinada a vivir con cuatro generaciones de gatos. Y no podría ser más feliz.
Creo que no es secreta mi adicción por los gatos. Son mi inspiración. Mi manera de vivir.
Sería un mentiroso si dijera lo contrario. Amo a los gatos. Ahora saben algo más de mí.
Pero eso no acaba ahí. Resulta que los gatos pueden amar. En serio. ¡¡Pueden amar!!
Lo vi con mis propios ojos. Gatitos ayudándose entre sí. Mostrándose las señales del comienzo del amor. Y no sólo familiar, sino de gatos. Un amor peludo y sincero.
Pero qué envidia me dio. Quise poder amar como un gato. Las ganas me carcomían noche y día. No podía pegar el ojo por aprender a hacer eso. Amar como un gato.
La respuesta llegó. La cruel y dura verdad tocó a mi puerta. Yo ni en mil vidas podré saber lo que se siente ser un gato...



Tiempo después... lo sentí.



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